Circovirus aviar

El Circovirus aviar o virus de la Enfermedad del Pico y de las Plumas de los Loros (PBFD en inglés, de Psittacine Beak and Feather Disease) es el virus más conocido e identificado que afecta a las psitácidas salvajes y domésticas. Históricamente en 1888 se describió un brote en pericos australianos de espalda roja (Pseophotus haemotodus) con todos los síntomas característicos de la enfermedad y en 1920 una epidemia devastó las granjas de periquitos en Francia, lo que le hizo valer a esta enfermedad uno de sus sinónimos, la muda francesa.

Actualmente sabemos que hay varios Circovirus aviares, todos virus que tienen ADN no encapsulado, denominados por tipos (tipo I, II, III y IV) y que afectan no solo a loros, sino también a gallináceas, palomas, canarios, tucanes, fringílidos y anátidas. Además según el tipo de virus, la especie y la edad de los animales afectados, la enfermedad tiene distintas manifestaciones.

El Circovirus responsable es semejante al que afecta a las palomas y los cerdos pero lo suficientemente distinto para que se tengan que utilizar pruebas diferentes en su diagnóstico cuando se hace por medios genéticos. Además existen 4 tipos dentro del virus que afecta solo a las aves Psitácidas. Este virus es muy pequeño y extremadamente resistente, pues sobrevive años expuesto a condiciones ambientales extremas fuera de las aves. Se conoce su resistencia a la mayoría de los desinfectantes comunes, siendo necesaria la limpieza mecánica para su destrucción.

 

Cómo se manifiesta en las aves: formas clínicas

La enfermedad afecta en su forma clásica (la que afecta a las plumas y al pico) a animales jóvenes que van reemplazando sus plumas normales por plumas alteradas con cañones de las plumas rellenos de sangre y con fases de crecimiento de las plumas anormales.  Las aves pierden su capacidad de producir polvo de pluma y rápidamente parecen sucias y grasientas. Los picos de estas aves también aparecen brillantes debido a la falta de polvo de pluma.

No obstante, existe una importante variación en la presentación clínica de la enfermedad, en el pronóstico y en la evolución según la especie de loro afectada. En muchas especies africanas, como los yacos, la enfermedad cursa de forma muy aguda sin alteraciones de plumaje en pollitos pero causando inmunosupresión y anemia graves que frecuentemente derivan en la muerte del ave.

Tabla 1: Sintomatología común del Circovirus aviar según especie afectada

Especie Pollitos y aves juveniles Adultos
Loros grises africanos Desarrollo de anemias y leucopenias (inmunosupresión severa)

Cojeras repentinas

Muerte fulminante

Aspergilosis, psitacosis y tuberculosis y otras infecciones secundarias

En casos subagudos pueden aparecer plumas rosas o rojas en lugar de las grises características de esta especie

Picaje

Deterioro de plumaje

Inmunodepresión

Asintomático

Esterilidad

En casos subagudos pueden aparecer plumas rosas o rojas en lugar de las grises características de esta especie

 

 

Loris Muerte a los pocos días de nacer Perdida de plumas primarias mientras las cobertoras permanecen intactas

Puede existir recuperación espontánea

Cacatúas Muerte a los pocos días de nacer Forma clásica con pérdida de plumas progresiva y reemplazo con plumas atróficas. Lesiones en el pico
Ninfas Lesiones en plumas y en ocasiones asociada a estrechamiento del pico en su longitud

Muerte perinatal

Asintomático

Deterioro de plumaje

Mudas difíciles

Desarrollo de cándidas en boca de forma intermitente

Eclectus Asintomático Picaje

Deterioro de plumaje

Forma clásica de la enfermedad

Problemas de inmunidad con infecciones secundarias

Periquitos Muerte a los pocos días de nacer

El circovirus es uno de los causantes de la llamada «muda francesa» o «enfermedad del corredor» (pérdida repentina de las plumas de las alas y a veces también del cuerpo)

Deterioro en plumaje con pérdida más o menos extensa de plumas

Asintomático

Rosellas Muerte a los pocos días de nacer

Alteraciones en primeras plumas

Picaje

Deterioro de plumaje

Anemia y leucopenia

Problemas de inmunidad con infecciones por cándidas

Amazonas spp Muerte a los pocos días de nacer o en primer mes

Plumaje pobre

Picaje

Deterioro de plumaje

Pueden tener curación espontánea

Guacamayos Muerte a los pocos días de nacer

Plumaje pobre

Picaje con típico desarrollo de quistes de plumas

Pueden tener recuperación espontánea

Cotorras sudamericanas Muerte a los pocos días de nacer

Plumaje pobre

Picaje y/o automutilación

Pueden tener curación espontánea

Poicephalus sp

(yuyus y otros loros africanos)

Idéntico a loros grises africanos Picaje

Ver loros grises

Agapornis sp Muerte embrionaria y a los pocos días de nacer Picaje

Deterioro de plumaje

Automutilación de axilas y patagio

Polifoliculitis

Canarios Muerte en 10-20 días

Dilatación de la vesícula biliar que se ve a través de la piel

Esterilidad

Asintomático

Palomas Muerte en palominos entre 20 días y recién emplumados Aumento de ingesta de agua y de producción de orina

Distribución en el mundo de la enfermedad y su contagio.

Es importante resaltar la presencia mundial de la enfermedad y no existe actualmente ningún país libre de este virus. De forma natural existe en las poblaciones de Psitácidos de Australia, Nueva Zelanda, Papúa-Nueva Guinea, Indonesia, Filipinas y Sureste Asiático. Se sospecha que existe en poblaciones salvajes de Cotorras de Kramer en África y Pakistán, y no se sabe a ciencia cierta pero es más que posible que exista en las poblaciones de Agapornis sp, Poicephalus sp y loros grises en África. En este último caso se sospecha que la enfermedad saltó de las granjas de cría de estos animales a poblaciones salvajes. Con esta distribución mundial y su extremada facilidad de contagio, hay que recordar que siempre hay que establecer un diagnostico presuntivo en todo animal que se pique y arranque las plumas, venga de donde venga.

Se trata de un virus extremadamente contagioso. El contagio se produce por inhalación, ingestión o contacto de mucosas con partículas de pluma o piel contaminadas por el virus. Existe también excreción fecal y posibilidad de este contagio vía oral-fecal. La transmisión a través del huevo está demostrada y en pollos de un día es muy frecuente la infección dentro de las nacedoras o incubadoras.

 

El período de incubación es variable pero está demostrado entre 7 y 21-25 días y varios años. Muchos pollos infectados con 6-7 días de vida pueden no desarrollar la enfermedad hasta los 4-5 meses de vida o incluso más tarde. Esto significa que algunos pollos que se testan con 2 meses de vida (buscando el virus en la sangre con PCR) pueden estar infectados y dar un falso negativo (sólo serán porsitivos meses más tarde).

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la enfermedad en un ave viva se realiza mediante un tipo de análisis de sangre. Concretamente por medio de PCR (esta técnica permite detectar el virus en una determinada muestra biológica) enviándose las muestras sobre la base de los síntomas encontrados en las aves tras una exploración rutinaria y según las posibilidades de contagio del ave en cuestión. En aves fallecidas el diagnóstico puede efectuarse igualmente mediante PCR en órganos internos (hígado, bazo, bolsa de Fabricio, médula ósea) o mediante estudio microscópico de las muestras conservadas en formol (método que se denomina histopatología).

Tabla 2: Métodos diagnósticos para detectar el Circovirus aviar.

Prueba diagnóstica Ventajas Inconvenientes
PCR en sangre Fácil de obtener

Solo es necesaria una pequeña cantidad

Positivo siempre es significativo, bien de infección bien de viremia

Falsos negativos si se emplea heparina como anticoagulante.

Falsos negativos en casos crónicos

PCR en plumas Muy fácil de obtener Falsos positivos debido a contaminación ambiental
Biopsia de piel Positivo siempre significativo

Ayuda a descartar otras patologías

Falsos negativos, poca sensibilidad de la prueba.

 

Necropsia Si se ven los cuerpos de inclusión es determinante que existe infección No siempre se ven los cuerpos de inclusión pero si las lesiones típicas

El método ideal para el diagnóstico es la combinación de los datos del loro, exploración de las plumas, analítica sanguínea convencional, PCR de sangre y biopsia de piel / pluma. Los pasos lógicos son:

  • Observar al animal y ver si su cuadro clínico, historia clínica y motivo de consulta cuadran con tener un circovirus o PBFD.
  • Explorar al animal y buscar signos clínicos sospechosos, como alteraciones de las plumas.
  • Obtener una analítica convencional y buscar hallazgos compatibles con la infección, como anemia, leucopenia, alteraciones hepáticas, etc…
  • Tomar una muestra diagnóstica buscando el virus, como hemos dicho, PCR en sangre o en una biopsia de piel o ambos.

El diagnóstico en un ave muerta se confirma mediante una necropsia (es la autopsia de los animales). Es necesario prestar especial atención en el examen del hígado y la bolsa de Fabricio (un órgano que sólo tienen las aves jóvenes y que involuciona con la edad). Se tomam muestras de órganos en foromol para su
posterior análisis por un patólogo especializado. Si se encuentran cuerpos de inclusión (que son los virus literalmente dentro de las células), la infección es totalmente evidente.

Algunas veces sucede que animales que parecen estar infectados por este virus, dan resultados negativos al PCR de sangre y posteriormente se confirma la enfermedad mediante repetición de muestra, biopsia o necropsia. Los motivos por los que sucede esto pueden ser variados:

  • Error al tomar la muestra, especialmente si se usa heparina como anticoagulante.
  • Animales infectados por un tipo de virus que no detecta el diseño empleado al realizar el PCR. Al existir varios tipos de virus, no todos los laboratorios incluyen todos los tipos de virus en sus PCR
  • Poca cantidad de ADN extraíble en la muestra. Normalmente se debe a error en el procesado de la muestra por el laboratorio.
  • Aves con enfermedad subaguda o crónica pueden pasar a un estadio de no viremia (es decir, no hay virus en la sangre). Debemos tomar muestras de hígado, bazo o piel para encontrar el Circovirus. Hay diversos trabajos científicos que correlacionan las posibilidades de encontrar el virus con los distintos tejidos y el orden encontrado es de hígado, piel, bolsa de Fabricio y bazo. En los casos subagudos o crónicos el porcentaje de animales sin virus circulando por la sangre es del 25 %.
  • Ave que se ha testado demasiado joven en el caso de los loros, a veces tienen la enfermedad pero solo es detectable a partir de los 4-7 meses de edad.

Algunos animales, especialmente los loros de América, superan la infección y son en general poco sensibles al contagio y a la infección en sí. El tiempo medio de espera es de 90 días entre dos test para descartar si el animal ha superado o no la enfermedad. El resumen de lo que hacer en casos de animales sospechosos se expone en el siguiente diagrama:

Ave con síntomas en plumas, en la hematología o ambos

  • PCR positivo: existe virus en sangre y una infección evidente
  • PCR negativo: el animal no tiene virus en la sangre pudiendo encontrarse la infección acantonada. El órgano más frecuentemente receptor de los virus acantonados es el hígado y bazo. Es recomendable hacer un PCR de una biopsia de hígado y bazo, o biopsia de pluma y piel. Habría que repetir la prueba en un mes si las biopsias son negativas

Ave sin sintomatología alguna pero con exposición al virus.

  • PCR positivo: el animal ha sido expuesto a la infección y tiene virus en sangre. Se recomienda aislar al animal y testar a los 30 y 90 días para ver si ha superado la infección.
  • PCR negativo: El animal no es portador de la infección. Volver a testar en 90 días.

Algunos animales, sobre todo los loros americanos pueden superar la infección y permanecen inmunes para el resto de sus días.

Tratamiento

De momento no existe cura ni vacuna eficaz para esta enfermedad. La única forma de prevención conocida y realmente eficaz es evitar exponer a los pollitos de psitácidas a este virus. Esto implica no realizar cría con aves portadoras ni dejar que haya contacto entre psitácidas jóvenes con aves de estatus desconocido en criaderos, tiendas o domicilios.

A pesar de no existir un tratamiento 100 % seguro y fiable para este virus, cada vez más se avanza en las posibilidades terapéuticas de control de la infección. Una opción muy interesante y actualmente la única forma de asegurar la eliminación del virus de un aviario o centro de cría es evitar animales portadores y practicar una limpieza exhaustiva de todas las instalaciones con desinfectantes adecuados.

Para el caso de las aves mascota, se han desarrollado algunos tratamientos paliativos encaminados a mejorar el estado inmunitario del paciente. Suelen ser tratamientos de coste elevado y eficacia errática, por lo que es necesario discutir bien todas las opciones con el especialista. Uno de estos tratamientos es el uso de interferón, estimulantes de la médula ósea y extractos de hongos, pero lo mejor es que se consulte a un veterinario acreditado como verdadero especialista en medicina de aves y animales exóticos.

Autores: Andrés Montesinos Barceló y María Ardiaca García

Centro Veterinario Los Sauces

Especialistas en animales exóticos